lunes, 3 de septiembre de 2012

México, calaberas y diablitos

Cancún

El viaje en bus desde Belice hasta Chetumal estuvo bastante bien a excepción de cuando pasamos por la frontera mexicana y la persona que acompañaba al conductor del colectivo nos informó que si nos demorábamos demasiado en migraciones ellos no podían esperarnos. Estábamos con una francesa que también viajaba en el mismo bus y pudimos hacer bastante rápido todos los papeles, asi que corrimos bajo una lluvia copiosa hacia donde estaría estacionado el colectivo. Ya casi llegábamos y vimos como el transporte se iba sin nosotros. Por suerte el dueño de otro bus nos dijo que nos podía llevar hasta la ciudad sin que pagáramos nada. Llegamos a una estación de servicio y justo estaban en ese mismo lugar el otro colectivo que nos había esperado. Bajamos los tres muy enojados y le gritamos de todo mientras ellos nos decían que si queríamos nos podían llevar hasta la terminal de buses de donde salían a Cancún. Aceptamos la oferta y después de caminar una 5 cuadras bajo la lluvia nuevamente llegamos a la terminal. 

Estábamos completamente empapados y después de comprar los pasajes nos dispusimos a ir en busca de algo para almorzar y un baño. En el camino nos encontramos con Leo, nuestro amigo alemán que vivía en Guadalajara, y nos alegramos mucho de verlo. Los 4 teníamos que esperar un rato largo hasta que salieran nuestros respectivos buses asi que aprovechamos para charlar un poco.

Cuando subimos al bus para Cancún casi nos morimos congelado por lo fuerte que estaba el aire acondicionado y bajé a buscar una manta para taparnos antes de que empezáramos el viaje. Como estábamos empapados y el aire estaba tan fuerte le dije al Tata que se tapara pero él insistió en que no tenía frio.

Fueron unas 7 horas de viaje y después de despedirnos de la francesa tomamos un taxi para llegar a una estación de servicio donde nos esperaría Paco, el Couchsurfer que nos hospedaría en su casa. Con las mochilas en el suelo vimos de lejos que Paco se acercaba y nos saludamos con un abrazo. Ya era un poco tarde y Paco trabajaba al día siguiente por lo que nos dijo como teníamos que hacer para llegar a la playa al otro día y nos fuimos a dormir.

Desayunamos y cerca del mediodía llegamos a la playa “El Mirador”. Sinceramente no estábamos demasiados ilusionados con la playa de Cancún, creíamos que no sería nada del otro mundo, pero cuando vimos el lugar no podíamos creer el casi plástico color celeste y turquesa del agua. Si bien ya habíamos visto muchas playas y colores de mar este era particular.  Pasamos el día en el lugar y por la noche mientras conversábamos con Paco llegó Zack, un chico de Guam que se quedaría con nosotros en la misma  casa. Zack ya se había quedado en lo de Paco pero estuvo por 3 semanas en Cuba para descansar de Toño. Resulta que andaba viajando en bicicleta desde EE. UU. y había formado tan tierna relación con su bici que le puso el nombre de Toño.  Enseguida hubo muy buena onda entre nosotros y pudimos compartir muchos momentos con Zack y hasta aprendió a hablar en argentino! Realmente es increíble poder hacer tan increíble viaje en bicicleta.


Como estaríamos unos 15 días en México decidimos hacer base en Cancún y recorrer el resto yendo y viniendo.

Isla Mujeres

Lo bueno de poder hospedarte en la casa de alguien del lugar es que podés conocer la realidad y costumbres del lugar y además ahorrar plata haciendo las cosas que realmente valen la pena y de la manera más económica. Cancún es muy turístico y si bien las playas son bellas y los edificios y hoteles que la rodean también, esa zona parece una burbuja que poco tiene que ver con la realidad del país y del distrito. En la zona hotelera todo parece perfecto y de ensueños pero tanto al Tata como a mi nos interesa vivir la realidad de los lugares con lo bueno y lo malo.

Paco nos aconsejó que lo mejor para ir a Isla Mujeres era tomarnos un taxi hasta Puerto Juarez y tomarnos un ferry. Esto sería más económico que salir desde donde salen la mayoría de los turistas de Cancún. Eso hicimos y al llegar a la isla nos fuimos hacia la punta norte que era más tranquila. El lugar era muy lindo y el mar era claro y tranquilo, justo para poder relajarnos. Nos sentamos en la sombra de una palmera y al ratito y casi con música de mariachis apareció una familia completa de mexicanos, hijos, tios, padre y abuelos a sentarse a nuestro lado. La paz se había terminado pero bueno, era lógico que sucediera ya que la playa no es nuestra. Mientras almorzábamos a una de las nenas se le ocurrió que era una muy buena idea atrapar pequeños peces en un vaso plástico y a su hermanito le pareció genial tirarle una roca a una de las iguanas que estaba cerca. El Tata cuando vio al nene lo retó y por suerte herró el tiro. Los padres no le dijeron nada asi que nos dimos cuenta que era mejor irnos a otro lado antes de terminar peleando con toda la familia. estas situaciones me ponen muy nerviosa porque odio el maltrato animal y creo que todos debemos respetarnos y darnos espacio así seas una pequeña mosca. Como llevábamos una cama de agua que nos había prestado Paco estuvimos toda la tarde acostados en el agua. Poder relajarnos y disfrutar del momento se ha vuelto algo básico para nosotros. Este viaje nos ha enseñado que lo más importante es sentirnos bien ahora, en el presente mismo.




Playa del Carmen

Ya estábamos un poco más acostumbrados a los recorridos de los colectivos, horarios y frecuencias y tomamos un bus para Playa del Carmen que estaba a unos 40 minutos de Cancún. El paraíso de los argentinos estaba en ese lugar!! Había mates por todos lados y pelotas de futbol.

Ya estábamos un poco cansados del sol y sobre todo porque en México pega fuertísimo asi que fuimos a alquilar una sombrilla. Como nos pareció bastante cara al Tata se le ocurrió comprar una y la podríamos usar no sólo ese día sino los restantes. Comimos un calzoni en un restaurante italiano y mientras yo lo esperaba, el Tata caminó como 30 cuadras para llegar al lugar donde vendían las sombrillas. Volvió caminando un poco cansado pero con una sonrisa de oreja a oreja y con nuestra sombrillita amarilla en la mano.

Empezamos a instalar nuestra nueva adquisición en la playa y parecía desarmarse poco a poco. Las punta del palo para clavar en la arena se salía, el sombreo no abría con el viento y el seguro para trabar la altura de la sombra estaba roto. Nos pusimos de mal humor y después de dejarla mas o menos estable nos metimos al mar. Al cabo de unos minutos ya nos estábamos riendo por tan mala compra aunque esa tarde la sombrillita se la aguantó bastante bien.


El mar de Playa del Carmen no nos  gustó mucho porque estaba bastante revuelto pero de todas maneras la pasamos muy bien en la playa jugando a nuestro juego preferido de adivinar lo que piensan hacen o viven las personas que nos rodean. Algunas veces miramos a una pareja y adivinamos lo que les gusta hacer juntos, si hace mucho que se conocen, si ella está con él por interés, o si algún chico quiere conquistar a una chica y que estrategia está usando. Aunque suena tonto nos divierte mucho.

Al atardecer caminamos por la calle Quinta, muy famosa en Playa del Carmen, y disfrutamos de las luces y restaurantes, uno más bello que el otro, aunque nosotros comimos en un puesto de tacos en la calle porque nuestro presupuesto no alcanzaba para tanto.






Tulum

Salimos desde Cancún en el mismo bus que nos había llevado hasta Playa de Carmen pero esta vez el viaje sería un poco más lejos. El sol estaba radiante cuando llegamos a las ruinas y caminamos bastante bajo el sol que nos hizo transpirar como nunca. Las ruinas son bellas y contrastan con un fondo de playa y mar azul que impacta. Imaginarse la vida de los Mayas en ese lugar creo que es interesante. Se me pasaba por la cabeza que habrán pensado ellos de esta hermosura turquesa que los rodeaba pero no podía saciar su sed de ninguna manera. Tal vez veían al mar como un dios ostentoso y traicionero. 
Aunque hacía mucho calor disfrutamos mucho de la caminata y después de la playa antes de partir hacia un cenote que quedaba camino a Cancún.



Cuando llegamos al lugar no quedamos muy sorprendidos, creo que no era lo que imaginábamos. El agua era fresca y muy clara y los peces podían verse desde arriba del agua pero teníamos otra imagen mental acerca de los cenotes que no era lo que estábamos viendo. Pensábamos que era como una especie de agujero redondo en la tierra con agua turquesa y plantas muy verdes. Igualmente lo disfrutamos mucho y aprovechamos para refrescarnos.



Chichen Itza y Valladolid

Le dijimos a Paco que teníamos muchas ganas de conocer un poco más de la cultura y arte mexicana ya que en Cancún no se puede ver mucho de eso por lo nueva que es la ciudad. Paco nos recomendó una pequeña ciudad que queda como a media hora de las ruinas de Chichen Itza y para allá fuimos.

Lo primero que hicimos fue recorrer por 3 horas las ruinas y nunca hubiéramos imaginado que eran tan extensas! Las pirámides son grandísimas y pudimos ver los cenotes que están adentro del predio y la famosa cancha donde los incas jugaban a la pelota. Caminamos mucho bajo el sol y sin haber almorzado el cansancio se adueñó de nuestros cuerpos. Justo cuando ya habíamos recorrido las ruinas llegó una refrescante lluvia que nos empapó de cuerpo entero. Subimos al bus que nos llevaría a la ciudad de Valladolid totalmente mojados y muy cansados por la caminata bajo el desgastante sol.



Arribamos al hostel que habíamos visto por internet y quedamos fascinados con el lugar! Todo era muy al estilo mexicano con pinturas y dibujos de esqueletos vestidos, es que en México se le rinde culto a los muertos y a la muerte. Todo estaba pintado de colores y la habitación fue una de las mejores donde nos hemos hospedado.

Esa noche yendo desde el baño a la habitación nos encontramos con una cucaracha que es la más grande que hemos visto en toda nuestra vida. Medía aproximadamente unos 8 centímetros de largo por 5 de ancho! Algo increíble y nunca visto…

Al día siguiente recorrimos las calles de la ciudad y visitamos una iglesia y un museo justo al lado. Pudimos apreciar mucho acerca de la cultura mexicana y sobretodo del arte. Todo está lleno de color, esqueletos sonrientes y mariachis. Me encanta el arte mexicano, creo que es el tipo de arte que me gusta, desestructurada y muy colorida.






Cerca del mediodía alquilamos unas viejas bicicletas y fuimos a un cenote que quedaba a 20 minutos de la ciudad. La entrada al lugar era muy barata. Apenas llegamos bajamos unas escaleras que nos llevaban debajo de la tierra y descubrimos un paraíso subterráneo. Por encima había un hueco por donde se asomaba el sol, las nubes y el cielo. Las raíces de los árboles caían hasta las aguas profundas de casi 70 metros y de color turquesa pero claras al extremo, formando una especie de nuevos árboles rodeados de enredaderas verdes. Los peces negros con tonalidades en azul nadaban con nosotros en ese oasis divino. Estar en ese lugar era casi surrealista.





Después disfrutamos de la piscina y de un almuerzo suculento. Regresamos las bicis y partimos hacia Cancún.

Nuestra estadía en México estuvo rodeada de belleza y gente fantástica. Paco fue más que amable con nosotros al recibirnos y abrirnos su corazón y compartir con nosotros experiencias que nos ayudaron mucho en nuestro viaje. En su casa además de compartir con varios viajeros pudimos conocer a Zack con quien reímos a más no poder!


Ya llevamos casi 4 meses de viaje y mis miedos a que mi relación con el Tata se desgastara por estar tanto tiempo juntos han desaparecido por completo. Ahora más que nunca siento que somos los compañeros perfectos y que podemos ayudarnos a disfrutar el uno del otro sin ataduras que suelen tener la mayoría de las parejas. Siento que somos libres compartiendo nuestra vida juntos.

Mas fotos en: www.facebook.com/tonatatatour

2 comentarios:

  1. Relajarnos a la sombra de una palmera,¡¡¡caraduras, no tienen verguenza!!de que se van a relajar.Menos mal que la sombrilla salió mala,que confundiste una tortuga con una cucaracha,que los tacos son caros, porque de no ser así de que cornos van a hablar!!!Por lo que aprecio están tan relajados que ya tengo envidia.Espero que al final del camino todo salga tan bien que termine odiandolos.muchos besos y avanti.

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  2. jajajaja!!!! Por suerte todo va bien! Aunque perezca raro aveces se extraña la rutina y cansa un poco viajar pero es un cansancio hermoso!
    Un beso grande!

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