domingo, 30 de septiembre de 2012

Portugal, ropa colgada, balcones y azulejos...

Londres (Inglaterra)

Aunque Londres no forme parte de Portugal, si fue parte de nuestra llegada a dicho país. El avión desde Nueva York hizo parada por 10 hs en Londres antes de arribar a Lisboa. Como era bastante tiempo aprovechamos para salir del aeropuerto hacia la ciudad.

Tomamos el metro y bajamos justo en la famosa torre del Big Ben. Nuestros ojos se iluminaron al verlo. Ese imponente edificio con ese enorme reloj nos dio la bienvenida al lugar. Recorrimos enseguida las calles de la ciudad y los señoriales y típicos taxis pasaban por nuestro lado.



Fuimos bordeando el Támesis y cruzamos hacia la otra orilla por el primer puente que divisamos. Al llegar nos topamos en el inicio del puente con un despliegue de guardias, actores, cámaras y vehículos quemados. Resultó que estaban filmando una película en el lugar. Esperamos unos minutos hasta poder atravesar el puente hacia el otro extremo y aprovechamos para chusmear un poco.

Como Inglaterra es extremadamente cara y más para nuestro pequeño presupuesto tratamos de buscar el lugar más económico posible para almorzar algo y seguimos la caminata.

Visitamos varios edificios por la orilla del Támesis y además de sorprendernos por la belleza de ellos, también nos deleitamos con el variado arte callejero. Estatuas vivientes, actores, mimos, bailarines y skaters daban color a este lugar tan prolijo, rígido y pedregoso.









Cuando volvíamos en el metro para el aeropuerto nos costó bastante aguantar las ganas de caer sobre los asientos rendidos del cansancio debido no sólo al cambio horario si no a que la noche anterior dormimos casi tres horas dentro del avión.

Lisboa

Llegamos al aeropuerto de Lisboa y, después de despedirnos de una simpática brasilera que conocimos en el avión y que vivía hacía unos años en Lisboa, fuimos a retirar las mochilas. Saliendo ya casi del aeropuerto había una agencia de información turistica y nos dirigimos ahí para pedir el teléfono de un hostel que habíamos visto por internet. Al llegar una de las chicas que atendía nos dijo que era muy difícil que encontremos lugar porque ese fin de semana estaba todo lleno por un congreso de medicina en la ciudad. Igual hicimos la prueba y llamamos. Mientras yo practicaba mi portugués muy brasilero con un recepcionista del hostel, este me informaba que no tenía ninguna habitación disponible y al igual que la chica de turismo me explicó lo del congreso. Estábamos bastante preocupados porque ya era la medianoche asi que fuimos otra vez hacia el mostrador de la agencia de información para saber si nos podían ayudar a encontrar un lugar para quedarnos por dos noches y a buen precio. Finalmente una de las empleadas llamó a un residencial y había lugar!

Nos subimos al metro después de que un amable y simpático empleado nos hiciera una demostración de cómo funcionaba la tarjeta para ingresar al subterraneo. El recorrido fue corto y pronto estábamos en la calle del residencial.

Subimos a la habitación que tenía una vista bastante bonita hacia unos edificios de fachada azulejada y colorida.

A la mañana siguiente me levanté para ir al baño y me dije a mi misma: “debe ser muy temprano asi que voy a seguir durmiendo… estoy muy cansada…” A los 15 minutos sonó la puerta preguntando si nos íbamos o nos quedábamos. El Tata abrió apenas la puerta y respondió que nos quedaríamos una noche más. Como sabía que la salida del hotel era a las 12 le pregunté al Tata que hora era, y si, eran las 12 del mediodía! Aunque sabíamos que era un poco tarde decidimos seguir durmiendo porque estábamos todavía con mucho sueño. Terminamos levantándonos a las 2 de la tarde. No solo estábamos cansados por el viaje y porque el día anterior habíamos dormido poco, si no porque el cambio horario de 5 horas más se hacían notar.
Salimos a recorrer un poco la ciudad y de entrada nos fascinó por sus diferentes calles estrechas que se encuentran a diferentes alturas sobre los cerros de la ciudad, los vistosos azulejos que cubren las típicas casas, sus inmensas plazas de piedra, los techos de tejas y la refrescante brisa del rio que rodea al lugar. Al atardecer esperamos bastante para subir a un ascensor vertical en pleno centro que nos llevó a ver una de las mejores vistas en la ciudad de Lisboa.







Esa noche encontramos en un supermercado muy conocido en Portugal, un lugar para comer algo fresco, rico y bastante barato.

Al día siguiente teníamos que dejar el hotel e ir a la casa de Miguel, nuestro anfitrión en Lisboa. Dejamos las mochilas en el hotel y nos fuimos a recorrer el castillo de San Jorge. Tomamos un tren muy antiguo de color amarillo que viajaba por las pequeñas calles empedradas. Yo seguía practicando mi portugués a la vez que me empezaba a dar cuenta que la gente prefería que le hablara en castellano a tener que corregirme de vez en cuando mis errores con el idioma portugués. Entramos al castillo que tenía más de 2000 años antigüedad y por donde habían pasado diferentes culturas y reinados. Desde los árabes y romanos hasta los españoles. El predio era espectacular y no sólo por encontrarse en la zona más alta, que en su momento habrá servido como defensa, si no por toda su estructura excelentemente conservada y sus increíbles torres.



Cerca de las 8 de la noche llegamos a la casa de Miguel con nuestras mochilas a cuesta. Después de subir y bajar por varias calles llegamos a la puerta y tocamos el timbre. Subimos hacia el primer piso y nos recibió entusiasmado Tinhe, el perro de la casa. En el sillón del living estaban Paulo, un amigo de Miguel, y la novia de nuestro anfitrión. Miguel estaba haciendo unas compras y pronto llegaron más amigos a la casa. El amplio departamento estaba decorado con varios elementos antiguos e ingeniosos y parecía ser el lugar elegido por todos para juntarse a disfrutar de una cena entre amigos. Cuando llegó Miguel nos dispusimos a cenar en el patio de la casa bajo un hermoso limonero.

Por la mañana salimos a recorrer un mercado que nos había recomendado Miguel. Ya arriba del bus me arrimé al conductor para preguntarle si me podía avisar cuando llegáramos al mercado y me respondió encogiendo los hombros. Entonces le pregunté si no sabía donde era y él me dijo que si pero que no sabía si se iba a acordar. Le dije que me quedaría ahí para que él no se olvidara y una chica que estaba a mi lado y que venía hablando con el conductor me empujó con sus dedos en mi hombro. Mi furia comenzaba a adueñarse de mi pero pensé en todas las veces que el Tata me dice que es mejor arreglar las cosas de otra manera. Me giré hacia ella y le dije de manera calmada que la próxima vez pidiera permiso y que no me empujara aunque lo que realmente tenía ganas de decirle no era eso…

Cuando llegamos al mercado nos dimos cuenta de donde sacaba toda la decoración de su casa Miguel. El lugar estaba lleno de puestos que vendían diferentes cosas en la calle y sobretodo se veían muchas y muy buenas antigüedades.



A la siesta partimos hacia Belem en tren y después de ver un antiquísimo y bello monasterio, de pasear por sus calles y parques una bella torre de vigilancia que quedó un poco hundida en las orillas del mar.



Esa noche cenamos nuevamente con Miguel y sus amigos y durante estas cenas nos enteramos que estaban muy preocupados por la crisis que está viviendo Europa y sobretodo Portugal. Ellos habían optado por no quedarse callados y quietos ante la situación y algunas noches se turnaban para salir a pintar grafitis en las calles.

Una de las cosas que más disfrutamos en Lisboa fue de la excelente compañía que tuvimos en la casa de Miguel. Pudimos conocer mediante él y sus amigos la realidad del lugar y además pudimos compartir experiencias sobre diversos temas.




Sintra

Sintra fue nuestro último paseo antes de salir de Lisboa. Tal vez no sea capaz de expresar por escrito la belleza que vieron nuestros ojos en Sintra. El pueblo está situado en las sierras y las antiguas casas están rodeadas de vegetación y humedad por donde se mire. Los árboles, flores y diferentes plantas hacen junto a las pequeñas callejuelas que bajan y suben por doquier un paseo completamente agradable. Esta ciudad está llena de palacios y castillos. Nosotros fuimos a visitar una casa de vacaciones de una condesa. Los jardines del lugar parecían interminables y estaban repletos de caminos subterráneos y cuevas que comunicaban diferentes lugares. También habían fuentes y estatuas que decoraban el lugar. La casa era mas que una casa una mansión de 3 pisos de unos cientos de años atrás. Por la tarde visitamos una muralla construida por los Moros donde pudimos apreciar el atardecer desde la cima de una de los cerros y regresamos a lo de Miguel.




Notamos en Miguel una persona muy cálida y generosa que nos hizo vivir Lisboa de una manera diferente. Uno de los mejores recuerdos que guardo fue una noche cuando Miguel nos llevó a pasear por una zona de bares y los lugares para tomar o comer algo parecían no tener fin. Todos los sitios eran pequeños pero muy cálidos y daban a las chiquitas calles de piedra rodeadas de balcones con la infaltable ropa tendida secándose al aire libre.




Porto

La arquitectura de Porto no cambia demasiado y también hay edificios de mucha antigüedad y calles que conducen hacia arriba y abajo por doquier. Hay varios puentes que pasan por encima de un río y una de las tarde aprovechamos para ver el atardecer sobre uno de ellos. Fue asombrosamente rico ver la vista sobre ese amplio rio con barcas amarradas en sus orillas, los tejados de las casas, las sábanas colgadas, las enredaderas cubriendo paredes y el sol destellando en naranja fuerte a punto de desaparecer.




Esa noche caminamos por las calles de la ciudad y por un momento me fui en mis pensamientos y cuando regresé me costó saber donde estaba y al momento reconocí el lugar pero me quedó una sensación rara, algo así como no ser de ningún lado y sentir que no tengo nada material que me ate a ninguna parte. Es un sentimiento liberador pero a la vez extraño. Creo que aún seguimos en una etapa de transición en el viaje, pasando de algo que parecían unas largas vacaciones a darnos cuenta que en realidad esta aventura nada tiene que ver con vacaciones si no con una forma temporaria de vivir la vida. Esa forma nueva de situarnos en la vida incluye sentir las emociones, y lo diré de esta manera porque me parece más apropiado, de una manera concentrada e impactante donde cada cosa que se vive y piensa ahora tiene otro formato y dimensión.

El último día en Porto nos separamos  por unas horas ya que en un parque de la ciudad había una jornada sobre meditación y reiki y como al Tata mucho no le interesa fui sola. Comencé con una meditación donde escuchamos la música de los cuencos y pude relajarme bastante antes de llegar a que me hicieran reiki. En el momento en que las tres personas comenzaron a imponer sus manos en mi me comenzó a temblar un poco la pera  y me salieron un par de lágrimas pero enseguida conseguí relajarme y disfrutar la experiencia.

Salí para encontrarme con el Tata y cuando lo vi lo abrasé fuerte. Creo que separarnos un ratito nos hizo bien para poder disfrutar de estar con uno mismo. Escuchamos en el lugar un recital de música bossanova y regresamos al hotel. Cerca de las 11 de la noche nos comunicamos, como casi todos los domingos, por internet con nuestras familias para ponerlos un poco al tanto de donde estamos y que estamos haciendo.

Por la mañana siguiente tomamos el tren que nos llevaría hacia nuestro primer destino de España, Vigo.

Mas fotos en: www.facebook.com/tonatatatour

9 comentarios:

  1. Realmente,estoy convencido de que conocer el mundo de a pié es lo más inteligente que se les pudo ocurrir.Viven cada paso que dan,las subidas,las bajadas, el apreciar cada rincon por el que pasan ,disfrutar de la amistad de todos los que van conociendo en el camino y todos esos pequeños grandes detalles que comentan
    Por el contrario nosotros fuimos a Cordoba y como siempre a contra reloj,tratando llegar lo más pronto posible,tratando de pasar camiones,cuidandonos de las multas etc etc sin disfrutar del paisaje ni conociendo a nadie.
    Conclusión, que buena idea conocer el mundo de a pié.Muchos besos y exitos.

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    1. Bueno creo que es cierto lo que decis... viajar caminando es una experiencia única pero ver a la vieja loca es mucho más enriquecedor! jajajaj!!!

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  2. Que lindas las cosas que escribís, me encanta leerlas, además expresas muy bien que es lo que se siente estar viviendo temporariamente esta experiencia, que es algo que uno siempre se pregunta: como sería si...!? Meli.

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    1. Me encanta que te guste y también me alegra poder transmitir con palabras lo que significa para nosotros este viaje. Un beo muy grande!

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  3. Ceci espectaculares historias, increibles experiencias. Los queremos!! los sartorio-gual

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    1. Hola flia Sartorio-Gual!!!! Me hace más que feliz saber que nos siguen a cada paso... Esta de más decirles que los queremos muy mucho!!!

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  4. Hermoso relato amiga me llena el alma de ilusiones, colores, olores, vivencias, y vivir el ahora. Te amo y te extraño, y no pienses tonterias, tus amigos, y tu familia estamos con vos, donde quiera que estes! Gracias por estar! Javi

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