jueves, 1 de noviembre de 2012

España y Marruecos

España, muchos países en uno...

Recorriendo España nos sorprendimos viendo la cantidad de subculturas, idiomas diferentes e ideologías mezcladas que existen dentro de un mismo país.

Un camino que nos llevó desde Galicia, el País Vasco, Andalucía y Cataluña nos mostró la cantidad de culturas diferentes que pueden existir en un mismo país.

Vigo

Luego de un precioso paisaje vestido de puentes, árboles, sierras y rías que pudimos disfrutar desde nuestra ventanilla de tren, llegamos a Vigo donde el Jony, el papá de un queridísimo amigo español que conocimos en la Patagonia Argentina, nos esperaba para llevarnos a pasar unos días en su casa. Debo admitir que cuando lo vi, y aunque ya era la segunda vez que nos encontrábamos, me impresionó el casi exacto parecido con Iago, nuestro amigo e hijo de Jony. Hacía mas de dos años que nos no veíamos con Iago y estar cerca de su papá me trajo a la memoria infinidades de recuerdos compartidos.

Al llegar a la casa nos esperaba Marga, la mamá, para conversar un rato antes de que estuviera listo el almuerzo. Nos sentamos a la mesa y todos nuestros sentidos se dispusieron a disfrutar de esa exquisita comida gallega: empanada de bacalao, jamón de bellota, tomates, arroz con mariscos, un exquisito pan y por supuesto un excelente vino blanco. Pasamos un largo rato hablando y haciendo sobremesa antes de salir a recorrer en auto la costa de la ciudad.



Lamentablemente llegamos con la lluvia de principios de otoño asi que nuestros anfitriones se preocuparon un poco por que no llegáramos a apreciar la belleza del lugar. Ni la lluvia más densa o la nube más gris impidió que durante eso días apreciáramos la hermosura del lugar. Aunque por el clima no pudimos ver una bella isla, igual visitamos algunas costaneras y riscos que daban al mar. La ciudad está rodeada de sierras y rías que bañan de verde y plateado todo el lugar.


Aquí empezamos a descubrir una de las partes de España. En Galicia se habla no sólo el castellano si no también el gallego que es, para nosotros, una mezcla entre el portugués y castellano. No sólo su segunda lengua los distingue del resto de España sino también su abundante y excelente comida. Entre callejuelas se pueden cenar u almorzar exquisitamente y a un precio muy razonable. Todo Vigo está lleno de restaurantes y bares pero los que más nos gustaron  fueron los que estaban en la parte histórica de la ciudad, que como veríamos después, en toda España abundan las construcciones antiguas de más de 1000 años historia.

Los días que pasamos en Vigo nos sentimos de nuevo como en casa ya que esta increíble pareja nos mimó como si fuéramos sus hijos.

Jony es un tipo activo y alegre al que le encanta la última tecnología y para estar al día con todo pasa horas en la computadora y aprendiendo de manera autodidacta. Creo que eso fue de las cosas que más compartieron con el Tata. Y si, mi querido esposo es un excelente conocedor de la tecnología y sobretodo una persona obstinada en conseguir y conocer todo lo que se propone.

Marga es una maestra de escuela que además de consentirnos con sus deliciosos platos nos enseñó junto a Jony las costumbres y modos de vivir y hacer las cosas bien a lo gallego.

Santiago de Compostela

Durante nuestra estadía en Vigo fuimos a pasar el día a Santiago de Compostela que queda como a una hora y media. Esta interesante ciudad se caracteriza por ser la que acoge a todos los caminantes que hicieron cientos de kilómetros para llegar hasta la catedral del lugar.

Caminamos durante horas por sus callejuelas empedradas y sus arcos. La inmensidad de los edificios históricos dominaban la estética del lugar.


Dentro de la catedral de Santiago existe un gigantesco incensario que en su momento habría servido para proporcionar al recinto de un aroma mucho más agradable del que traían los caminantes.

Justo al lado de la catedral hay un hotel carísimo que antiguamente brindaba atención a los caminantes que llegaban con alguna herida o enfermedad y el lugar donde depositaban a los muertos es ahora un comedor donde algunos afortunados viajantes pueden deleitarse con una comida que obsequia el mismo hotel.

Después de nuestra visita por Vigo y Santiago nos tocaba la despedida de Marga y Jony para ir con destino a Oviedo.

Debo reconocer que decir adiós o hasta luego a estas dos encantadoras personas me fue muy difícil y hasta se me cayeron unas lágrimas cuando nadie me vio.

Oviedo

Más iglesias, historias, costumbres, comidas, callejuelas y piedra pasó por nuestros ojos. Oviedo es una ciudad universitaria donde estudió la carrera de geología nuestro amigo Iago.

Nos hospedamos en un hotel barato y nuestra habitación era tan chiquita que la apodamos “la celda” porque el lavatorio estaba a la vista y en el mismo ambiente se encontraba la cama, y el inodoro y la ducha estaban separados de nuestra cama sólo por una delgadísima puerta de vidrio esmerilado.

Una mañana aprovechamos para entrar a un museo de arqueología donde pudimos entender y apreciar los distintos ocupantes de esas tierras llenas de aventuras e historias. Desde los Neandertales a los Homosapiens miles de años antes de cristo  y las últimas civilizaciones que sufrieron las invasiones romanas pero conservaron sus raíces fuertes de pueblo. Creo que una de las razones de estas divisiones dentro del territorio español es por la gran trayectoria e historia en las diferentes áreas de España es que aún conservan esa fuerte sentido de identidad como pueblo.

No todo fue historia y museos en Oviedo, también salimos una noche a tomar la tradicional sidra de la zona. Entramos en una plaza pequeña rodeada de edificios rectangulares con ventanas y balcones y en una de las tantas mesas de los 4 restaurantes que allí funcionaban nos sentamos a disfrutar de una exquisita tabla de fiambres y una sidra. La gracia de tomar esta peculiar bebida es que te la sirve un mozo y levantando la mano derecha al cielo con la botella en la mano deja caer un chorro hacia el vaso que sostiene en su mano izquierda a la altura de la rodilla. Todo este show hace aún más rica y cálida la cena.



El último día en Oviedo nos levantamos temprano para llegar al tren que nos llevaría hasta Bilbao.

Bilbao

Aunque no pude resistir mis ganas de dormir, también pude ver el increíble paisaje que nos rodeaba. Pasamos por montañas que bordeaban el mar y miles de pequeños pueblos de casas de teja y piedra acompañadas de árboles verdes por donde se mirara.

Bilbao fue nuestra entrada al País Vasco donde además del español hablan en vasco y es una de áreas donde menos “españoles” se sienten.

Nuestra primer anfitrión fue Nacho que nos hospedó en su casa en un pueblo llamado Amorebieta que tenía como monumento principal una especie de “patata” con raíces cerca de la plaza más grande del lugar, lo cual nos resultó más que gracioso.

Nos quedamos sólo una noche en su casa y conocimos a un par de sus amigos que nos hicieron sentir muy bien compartiendo unas cervezas por las calles del pueblo.

Al día siguiente partimos por la mañana para Bilbao donde nos esperaba José, nuestro segundo anfitrión dentro del País Vasco.

Tomándonos diferentes subtes en la ciudad nos dimos cuenta de lo cansados que estábamos de viajar. Sé que puede sonar algo extraño: Cansados de viajar??? Quien se puede cansar de viajar?
Pero por más extraño que suene el cansancio del viajero existe. Y es que un viajero viaja, no se va de vacaciones a cada lugar que visita y eso quiere decir que uno se las tiene que arreglar solo y planear todo muy bien por que si se cometen errores cuestan caro y en un presupuesto acotado significa demasiado. Caminar o tomarte miles de buses, trenes y trencitos en lugar de taxis y aviones desgasta y cansa. El no estar en un lugar fijo y tener tu casa y cosas de todos los días te pone en un lugar de incertidumbre e inestabilidad continua. Asi que, como dijo nuestro amigo Zack que conocimos en México, al viajero se le presenta un dilema. Por un lado un angelito bueno y vestido de blanco que se posa en tu hombro derecho te dice que sigas y que hay mucho por recorrer y aprender y te ilusiona con eso. Pero en el otro hombro, el izquierdo, aparece el diablito rojo que enojado te pregunta: Por que no paras un poco? Volvamos a casa!!!! Quiero estar cómodo mirando tele y no tener que hacer nada!!! Ya me cansé de conocer tanta gente y andar todo el día de acá para allá!!!

Con todo este dilema llegamos a la casa de José que nos recibió después de un largo viaje familiar en su hermosa casa llena de arte y buen gusto. Esa tarde nos quedamos sentados hablando un poco en el sillón del living y más tarde José nos llevó a recorrer un poco la ciudad. Cerca del atardecer fuimos a un mirador donde se podía observar toda Bilbao hundida entre las sierras que la rodeaban. Bajamos a la ciudad y dimos un hermoso paseo nocturno empezando por el imponente museo Guggenheim.



La increíble estructura desestructurada y plateada se impuso ante nosotros y mientras José nos contaba un poco acerca del museo y observábamos una gigantesca araña erguida frente el museo un ruido fuerte nos asustó. Unas antorchas grandes se encendieron para dar luz y brillar sobre las paredes del Guggenheim. También conocimos a Pupi, un famoso perro gigantesco hecho de plantas y flores, que la gente del lugar había pedido que quedara como exposición permanente en el lugar.


A la mañana siguiente fuimos a visitar Potugalete, un pueblo que queda a la orilla del mar. Recorrimos sus estrechas calles de adoquines con sus interesantes casas de pescadores y terminamos descansando un poco apoyados en una verja a la orilla del mar.

José fue para nosotros el guía ideal porque pudimos nos sólo recorrer las calles y sitios históricos si no conocer de la mano de alguien del lugar la forma de ser de los vascos. Para asombro nuestro, los vascos en general son personas que participan mucho sobre las decisiones sociales y creo que el gobierno permite que esto sea posible. La ciudad rebosa de cultura por donde quiera que se mire y los barrios conservan aún su fiesta anual para pasar una semana a pura juerga y alegría.

Como muy buen exponente vasco José es una persona muy creativa y tiene uno de los trabajos mas interesantes que hayamos oído, él es algo así como un educador familiar. Trabaja con familias que tienen problemas y trata de brindar una solución mediante la observación y posterior educación. Todo esto está financiado y sostenido por el gobierno vasco.

Madrid

Al fin llegó la hora! Ahora veríamos a nuestros amigos!! Iago y Ricardo son dos amigos que hicimos cuando vivíamos en la Patagonia Argentina. Ellos trabajaban en la industria petrolera al igual que el Tata. Ivón, que ahora es la esposa de Ricardo y ya tienen un hijo llamado Santiago, es una colombiana que también trabajó en la Patagonia.

Nosotros nos quedaríamos en la casa de Iago así que fue él el encargado de pasar a buscarnos por la terminal de buses. Cuando lo vimos bajar por las escaleras mecánicas de la estación no lo podíamos creer! Ya estábamos juntos otra vez! Nos abrazamos fuertemente y enseguida salimos para su departamento, dejamos las mochilas y fuimos por unas cervezas antes de llegar a la cena que nos tenían preparada Ivón y Ricardo. Mientras caminábamos por la calles Iago nos decía que le parecía casi surreal que estuviéramos con el por esas mismas calles que recorre con cotidianidad.

Al llegar a la casa de la ahora consolidada familia se me iluminaron los ojos al volver a verlos y ahora con un nene en los brazos! La cena fue excelente y no paramos de reírnos recordando anécdotas vividas juntos. Todo fue como si el tiempo no hubiera pasado, y es que creo que cuando alguien es un verdadero amigo no importa el tiempo que pase para volver a verse, siempre es como si hubieras estado ayer con esa persona.


Lamentablemente pasamos 2 días en cama por una descompostura estomacal por algo que nos cayó mal una noche que salimos a cenar con Iago y Ana, su novia. Tenía muchas ganas de conocer a Ana y la verdad es que quedamos encantados con ella. Es una persona simpática, agradable y enérgica que acompaña en todas sus locas aventuras a nuestro amigo Iago. Ahora están los dos muy metidos con la escalada. Adamás, al igual que Iago, ella es muy flaquita y chiquita, así que hacen una muy buena pareja.

Ya recuperados de nuestra enfermedad salimos por el fin de semana junto a Ana y Iago a las montañas de Asturias. Paramos en un pequeño pueblito y la casa donde nos alojamos era una típica casa de campo con techos de teja y paredes de piedra.


El primer día salimos a andar por la montaña e hicimos un recorrido hasta un pueblo y volvimos al punto de partida. En total fueron unos 24 Km y tanto el Tata como yo tuvimos un poco de miedo de que fuera demasiado para nosotros ya que hace mucho que no hacemos ejercicio. Afortunadamente pudimos caminar perfectamente, al parecer todas la caminatas diarias del viaje nos sirvieron. El Paisaje montañoso fué perfecto para poder conversar unas cuantas horas. El Tata siempre iba adelante con Iago y se los veía hablar constantemente. Ana y yo nos quedamos un poco más atrás y pude conocer mejor a esta dulce persona.



Durante ese fin de semana le sacamos el jugo a la charla, la caminata y también a los deliciosos platos españoles.

Cuando volvimos a Madrid todavía teníamos bastante por recorrer de la ciudad asi que allá fuimos. Anduvimos entre museos, parques, monumentos, calles transitadas, caminamos bastante por la Gran Vía hasta la Plaza de Cibeles, nos impresionamos con el ayuntamiento de la ciudad y nos perdimos en el parque El Retiro.

Nuestra última tarde en Madrid la pasamos con Gonzalo, un madrileño que conocimos en Nicaragua, que nos paseó por distintos puntos de la ciudad. Conocimos el barrio Lavapiés, un interesante lugar donde viven miles de culturas mezcladas ya que es residencia de inmigrantes. Entre moros y senegaleses anduvimos recorriendo las exquisitas calles. Ese día caminamos hasta que nos dolieron los pies y las piernas y Gonzalo se encargó de mostrarnos Madrid como nadie podría haberlo hecho. Pudimos conocer recovecos y escuchar todos los relatos que nuestro amigo tenía preparados. Nuestra caminata terminó en un bar donde por 50 céntimos de euro te servía medio litro de cerveza junto con una tapa. Mientras nos relajábamos le contábamos a Gonzalo acerca de lo que significa para nosotros viajar y él nos daba su punto de vista. Hablamos sobre el cansancio del viajero y sobre que es lo que más se disfruta en un viaje. Tal vez uno piense que cuando se viaja lo que se disfruta es de la hermosura de los lugares que se conoce pero tengo la plena seguridad, después de casi 6 meses de viaje, de que lo que uno realmente disfruta es de las persona que conoce y con las que comparte. Viajar se trata de salir a mover el avispero, por así decirlo, para que cosas te sucedan y para que personas te encuentren. Mientras más conozco más cuenta me doy de que todas las personas tenemos la misma esencia sin importar de que país o cultura provengamos. Todos necesitamos estar con el otro para poder aprender a través y mejorar con el otro. Creo que hablando y compartiendo con el otro uno se enriquece porque por medio de las pequeñas cosas que los demás nos enseñan se pueden descubrir grandes cosas y comenzar a despejar las nubes que no nos permiten ver la verdad y la realidad con claridad. Tal vez dicho de esta manera parezca obvio pero creo que una cosa es entender el concepto y otra muy distinta es vivirlo.



Llegó la hora de la despedida con Gonzalo ya que Iago, Ana, Ricardo, Ivón y Santi nos esperaban para cenar. Después de un emotivo abrazo partimos hacia el metro.


La cena con nuestros amigos fue muy divertida y nos tocó despedirnos de Ana, Ivón, Ricardo y Santi. Nos prometimos volver a vernos y dijimos que nosotros ya habíamos cumplido en visitarlos asi que ahora les tocaba el turno a ellos para que volvamos a encontrarnos en la parte del mundo donde estemos.

Al día siguiente nos levantamos temprano para armar las mochilas y para despedirnos de Iago. El abrazo del hasta pronto se acercaba y tomé fuerzas para no llorar y abracé fuerte a mi amigo. El Tata en estas cosas es mejor que yo, es que las despedidas son situaciones que me marcan demasiado.

Granada

Casi como una introducción a Marruecos descubrimos Granada. Esta bella, desorbitante y mágica ciudad une el esplendor de la dominación mora y el reinado español. El hablar de los residentes del lugar es sin duda el más simpático por su tonada andaluza.

Nos hospedamos en un hostel que funcionaba en un antiguo edificio de 3 plantas con varios detalles marroquíes. Era un hermoso lugar muy prolijo, limpio y ordenado con un gusto excelente en su decoración.

El primer día en Granada visitamos la Alhambra, un complejo de palacios, mezquitas y diversas construcciones. Nuestro primer recorrido fue dentro del palacio principal y al entrar descubrimos la majestuosidad de la arquitectura y decoración árabe. Los azulejos entre los tonos marrones, verdes y azules reinaban en el lugar. Las arcadas de los umbrales eran sorprendentemente deliciosas no sólo por sus formas si no por el gran trabajo en detalle que tenían en sus complejos dibujos y letras. En algunos techos se podía observar claraboyas con formas estrelladas que dejaban pasar la luz a la habitación y en otros se observaba los diferentes dibujos producidos en madera. El agua y las fuentes juegan un papel muy importante dentro del recinto y el marmol se observa muy a menudo. Sin duda alguna creo que este tipo de arquitectura es la más bella entre todas las demás y la que más me deslumbra.



Por el 1200 Granada estaba ocupada por los musulmanes y la Alhambra funcionaba como palacio y fortaleza a la vez y dentro de sus murallas las personas tenían todo lo necesario para desarrollar sus vidas cotidianas. Pero en 1492 los moros fueron desplazados por España y la Alhambra pasó a ser propiedad de los españoles. Un gran ejemplo del paso de los dos pueblos por este lugar es el Palacio de Carlos V que nada tiene que ver con la arquitectura musulmana y que está situado con gran esplendor dentro de la Alhambra.

Los días y las noches nos las pasamos de calle en calle y de bar en bar. En Granada se puede salir de tapas y por el precio que se paga por un vaso de cerveza te sirven abundante comida, asi que no sólo es exquisito si no que muy barato.

Dentro de la ciudad conviven el barrio musulmán, el judío y el cristiano. Los bares dominan la zona con sus diferentes estilos, pero sin duda los que más me gustaron fueron los de estilo arabe. Caminar por sus entreveradas y pequeñas calles puede desorientarte fácilmente.

Las catedrales e iglesias dentro de la ciudad son bellas y muestran la grandiosidad del dominio español.




La noche en que partiríamos hacia Marruecos en colectivo descubrimos que nuestra pequeña notebook no funcionaba más. Esto representaba perder un montón de información y fotos. Inmediatamente el Tata se puso a ver que se podía hacer y como siempre lo solucionó! Gracias a sistema operativo que nos había instalado un francés (Nico) que se hospedó en nuestra casa de Rada Tilly en la Patagonia se pudo solucionar el inconveniente.

Cerca de las 3 de la mañana salía el bus a Marruecos y antes de salir llamamos a nuestras familias para mantenerlos al tanto y partimos a la terminal de buses.

Marruecos, entre el caos y la hermosura...

Muchos pensarán que hay de atractivo en sumergirse en el caos, la locura y la suciedad de una ciudad. Lo cierto es que todo eso no tiene nada de atractivo pero vale la pena vivirlo para descubrir las hermosuras, algunas escondidas y otras no tanto, que puede mostrarte un lugar.

Marrakech

Nos hospedamos en la casa de Aziz, un couchsurfer marroquí, que vivía en uno de los tantos barrios de la ciudad.

En la casa de Aziz también estaba alojada una coreana llamada Jungmi con la que compartimos varias charlas acerca de nuestros países e intercambiamos información útil para cuando visitemos los respectivos lugares. Esta simpática y amable coreana le encantaba dormir hasta tarde pero Aziz la despertaba cada mañana para que desayunáramos los cuatro juntos. Mientras Aziz preparaba el té de menta nosotros salíamos a comprar pan en el almacén del lado. Cuando llegábamos al departamento la mesa ya estaba lista con una deliciosa música de fondo que hacía que te relajaras mientras pensabas que estabas desayunando en el medio de un bosque.

La cuidad vieja se encuentra amurallada, lo que se denomina medina, con diferentes puertas de acceso desde diferentes puntos geográficos. Mientras recorríamos los palacios y mezquitas nos quedamos deslumbrados por lo imponente, lujoso y exquisito de la arquitectura del lugar pero también perdimos la cabeza tratando de ubicarnos dentro del mercado de Marrakech entre sus calles laberínticas, los gritos de la gente, las motos que pasan rápido entre las personas que caminan, la mugre de las calles y negocios.



La parte nueva de la ciudad contrasta mucho con la vieja y todo esta bastante occidentalizado. Sin dudas dos mundos diferentes. En esta parte de la ciudad visitamos un parque que fue donado por un reconocido diseñador (Yves Saint Laurent) la visita fue entretenida y la más caras de todas las que hicimos en Marrakech.

Merzouga

Desde Marrakech partimos en un tour hacia el desierto de Merzouga que contratamos a través de un amigo de Aziz. Empezamos el recorrido subiendo la cordillera de Atlas parando en diferentes puntos de la ruta. En una de las paradas empezamos a hablar con un chileno y una chilena que viajaban en la misma mini van que nosotros. Resulta que ellos eran unos primos que coincidieron en Marruecos para recorrerlo juntos. Tere, la chilena, venía de estudiar en Londres y de recorrer algunas ciudades más y Julio, su primo, tenía una feria en París para promocionar sus productos de delicatesen.

Después del almuerzo visitamos una ciudad hecha en adobe color chocolate. Recorrimos la espléndida ciudad acompañados de unos niños marroquies que no nos dejaron en paz para poder conseguir un par de monedas. Como si estuviéramos metidos en una de las tantas películas que allí se filmaron caminamos por las estrechas calles y fuimos subiendo hasta la cima de esta ciudad.



El camino para llegar al hotel donde nos hospedaríamos esa noche estuvo lleno de pueblitos entre las montañas y todas las casas estaban pintadas del color exacto de la tierra donde fueron plantadas. Algunas eran de bloque y otras estaban hechas de adobe.

Esa noche antes de la cena nos detuvimos unos minutos a ver el show que las incontables estrellas nos daban en el obscuro cielo.

La mesa la compartimos con todos los que viajábamos juntos y nos entretuvimos hablando con gente de diferentes lugares del mundo, alemanes, polacos, holandeses, eslovacos, franceses y chilenos. Todos fueron muy amigables y hasta algunos nos invitaron a pasar por sus casas cuando visitáramos sus países.

Después de una cuantas horas más de viaje durante el segundo día finalmente llegamos al desierto de Merzouga! Estaba súper ansiosa por ver el desierto y pasar una noche durmiendo en las tiendas. Uno de mis grandes sueños era visitar el desierto que tanto me alucina. Nuestros camellos se demoraron en llegar del tour anterior así que salimos hacia el desierto ya de noche.

Ya subidos en los camellos me separaron del grupo donde iba el Tata y él se fue con los dos chilenos.

Yo iba adelante de la caravana y mientras un berber (nómade del desierto) nos guiaba a pie vestido de túnica azul y turbante blanco, yo disfrutaba de la suave brisa del desierto y la silueta de algunas dunas que alcanzaba a ver en la oscuridad.

Ya había pasado casi una hora de viaje por el desierto y mis piernas temblaban del dolor, en cada paso que el camello hacía cuando íbamos en bajada mis muslos gritaban piedad mientras que el lomo del animal se bamboleaba ondulante. De repente en el medio de la noche un camello blanco apareció sin montura y por detrás un berber persiguiéndolo. Pregunté al guía que pasaba y me contestó que algunos turistas suelen saltar del camello y este se va corriendo. A los pocos minutos encontramos al otro grupo del que se había escapado el camello y la chica que iba montada en él nos contó que la montura empezó a deslizarse del camello y ella cayó al suelo y fue entonces cuando el camello se alteró y salió corriendo haciendo que los demás animales se inquietaran.

Ya estábamos cerca del campamento y todos bajamos de los camellos.

Nos sentamos en el centro del campamento rodeados de tiendas y aunque estaba más aliviada por haber bajado del camello mi preocupación crecía porque el Tata no aparecía. Después de media hora escuché su voz y volví a tranquilizarme. Ellos se habían demorado tanto porque apenas salieron un español comenzó a sentirse mal y tenía espasmos y no podía respirar. Afortunadamente en el grupo iba una médica italiana que lo asistió. Mientras el tipo español se desesperaba y a gritos pedía que lo atendieran los guías finalmente llamaron para que lo pasaran a buscar en una camioneta previo a que el turista convaleciente abonara 50 Euros.

Esa noche en el campamento disfrutamos de los instrumentos y las graciosas canciones de los berber mientras las estrellas nos acompañaban desde el cielo. Ya se hacía tarde y entramos a nuestras tiendas.


Salimos muy temprano antes del amanecer montados en los camellos de vuelta al lugar de donde habíamos partido hacia el desierto.

Esta vez los dos chilenos y nosotros estábamos en el mismo grupo. Los cuatro pensábamos que en algún momento del trayecto pararíamos para sacar fotos y disfrutar de la suave arena durante el día pero nuestro guía lo único que decía era que detrás de la próxima duna nos detendríamos.
Finalmente la paciencia se me acabó viendo que ya llegábamos a la ciudad y le dije que frenáramos en ese mismo momento. El guía protestando paró a los camellos y desmontamos. Respiramos las últimas brisas del desierto y tomamos las mejores fotos que pudimos antes de llegar otra vez a la mini van que nos llevaría a Marrakech. Julio y Tere seguían desde allí hasta Fez, donde nosotros iríamos al día siguiente.


Esa noche llegamos a casa de Aziz y después de pasar la noche salimos por la mañana en tren hacia Fez.

Fez

El hostel que elegimos era hermoso y servían una comida excelente. Era una casona decorada muy al estilo arabe. Al día siguiente nos rencontramos con Julio y Tere para recorrer la medina juntos. Como a Julio le encanta negociar ya tenía organizado quien nos guiaría por la medina y también había tenido tiempo de negociar la compra de una alfombra que se la enviarían a Chile. Pasamos por unos hermosos palacios y nos perdimos por las caracólicas calles. La mayoría de los artesanos y fabricantes viven en Fez y las cosas que se ven en la ciudad son verdaderas piezas de arte. Los artesanos se organizan en cooperativas para hacer más competitivos sus productos.

Mientras andábamos entre uno de los 300 barrios dentro de la medina pasamos por un puesto donde vendían carne y en la puerta del mismo una cabeza de camello colgaba de un gancho quitándote todo el apetito que pudieras tener en el momento. También visitamos una curtiembre y no solo la vimos desde arriba, si no que entramos al exacto lugar donde los trabajadores colocaban en los piletones las pieles para que la cal y la caca de paloma terminaran de sacar los restos de carne y pelos y donde también se teñían de diversos colores. De más está decir que el olor que había acá era insoportable. Aunque respiraba por la boca y me metía adentro de la nariz hojas de menta el olor parecía penetrarlo todo.


Tere se iba esa tarde hacia Londres asi que la acompañamos hasta la terminal de buses para que llegara hasta el aeropuerto. Tere es la típica chica muy fina, bonita y educada que cualquier mujer desearía ser.


En el hotel donde se alojaban Tere y Julio nos encontramos con un argentino, Guido, que andaba viajando mientras que trabajaba con su computadora para una importante empresa.

Esa tarde Julio nos contó sus grandes historias y aventuras de su entretenida y alocada vida  y al llegar la noche nos despedimos tanto de Guido como de Julio ya que a la mañana siguiente saldríamos hacia Chez Chauen.

Chefchauen

Apenas llegamos al hostel el dueño, un inglés, nos dijo si podríamos pasar esa noche en otro hostel porque la persona que debía dejar la habitación que ocuparíamos estaba enferma por algo que había comido. No tuvimos problema en mudarnos y antes de que nos guiara hacia el otro hostel nos dio una recorrida por el suyo. Toda la decoración era exquisita y predominaban los azulejos y los colores azules tanto como las arcadas en todas las aberturas. La terraza era una delicia y se podía ver toda la ciudad cayendo desde las montañas hacia el valle con todas sus casa pintadas de blanco y del típico color de Chefchauen, el azul.


El hostel de la primera noche no fue tan lindo como el que ya habíamos visitado pero sólo era una noche y después disfrutariamos del otro lugar.

Por la mañana siguiente salimos junto a dos estadounidenses a subir una montaña para ver una cascada. Nos juntamos para compartir un taxi y enseguida entramos en confianza con estos dos chicos. Nikhil era un descendiente de indios que vivió toda su vida en EE. UU. y que ahora decidía mudarse a la India para trabajar en la empresa que había montado su primo. Mohamad, un descendiente de libanés y palestino y que además manejaba muy bien el árabe, viajaba por el mundo al igual que nosotros. Esta singular dupla nos acompañó durante los tres días que permanecimos en esta ciudad.

Nikhil era muy charlatán al igual que el Tata y no paraban de hablar de diferentes temas. En cambio Mohamad parecía más callado e introvertido.

Sin lugar a dudas Chefchauen fue la ciudad que más nos gustó de Marruecos. No sólo es más tranquila y limpia si no también extremadamente bella. Sus calles en subidas y bajadas, sus casa celestes y azules, las cabras que se trepan a los árboles y las coloridas artesanías hacen de este lugar un sitio ideal para desconectarse y relajarse.




Nuestra última noche en la ciudad la pasamos con Mohamad y Nikhil cenando en un hermosos restaurante y antes de despedirnos quedamos en volver a vernos en Barcelona y Nikhil fue muy amable de invitarnos a su departamento en la India.

España otra vez…

Barcelona

De nuevo en España pasamos por “Los Madriles” otra vez a la casa de Iago porque nos habíamos dejado olvidadas nuestras camperas de pluma. Pasamos el día dando una vuelta por la ciudad y aprovechamos para comprarle un regalo a Santi, el hijo de Ivón y Ricardo. Por la noche cenamos con Ana y Iago y al día siguiente partimos en bus para Barcelona.

Apenas llegamos a la terminal llamé a mi gran y eterno amigo de la infancia, Lucas. Él nos esperaba con una rica cena junto a su esposo, César. Apenas empezamos a conversar surgieron anécdotas de la infancia cuando íbamos a la escuela juntos. Durante muchos años compartimos mañanas y tardes riéndonos a más no poder junto a 3 amigos más, Jesi, Marita y Martín. Martín fue mi noviecito a los 11 años. Esta persona es una de las más divertidas que conozco y a la vez la más tozuda, siempre terminaban peleados con la Jesi que también tiene su carácter! Ahora Martín es un diseñador de ropa y sigue viviendo en nuestra Córdoba natal. Marita siempre fue la más centrada del grupo y sobre la que siempre recaían nuestras bromas y la Jesi la más disparatada y traviesa. Las dos siguen siendo grades amigas de la vida. Lucas sin dudas era el más dulce y sensible de todos y el que siempre trataba de reconciliar a los que se peleaban. Todos diferentes hacíamos un gran grupo de niños y casi adolecentes que no dejábamos de divertirnos ni un minuto.

Por más que Lucas y yo estemos más grandes comprobamos que nos seguimos riendo por las mismas estupideces y haciendo las mismas bromas. Creo que es bueno comprobar que seguimos siendo los mismos de siempre.

Lucas trabaja en una peluquería que pusieron junto a su esposo y como buen peluquero, al día siguiente de mi llegada, me cortó el pelo y me peinó muy a la moda.


Por la noche salimos con unos amigos de los chicos con los que la pasamos muy bien.

Barcelona es una ciudad grande y muy bella. Las calles que llevan a la costanera del mar son increíbles y llenas de tiendas y las vistas durante los atardeceres a la orilla del mar no tienen precio. Las obras de Gaudí impactan por su singular arquitectura de líneas redondeadas, azulejos y colores brillantes.

Nuestros días en Barcelona transcurrieron entre monumentos, plazas, castillos y playas. El penúltimo día en la ciudad decidimos ir hasta Igualada a visitar a Nuria, a quien habíamos conocido en Guatemala junto a un italiano llamado Simone. Ella nos esperó en Martorell en su auto y desde allí fuimos con destino a Igualada. Cuando llegamos entramos en el piso donde vive Nuria y nos encantó el lugar por lo cálido y acogedor. 




Mientras veíamos las fotos de su viaje y el nuestro nos cocinó una rica tortilla, unas batatas y preparó una ensalada y quesos con pan. Los tres estábamos muy felices por volver a vernos y lamentamos no poder quedarnos más tiempo juntos. La velada fue mágica junto a esta disparatada y divertida mujer pero demasiado corta.

Por la mañana siguiente desayunamos con Nuria y nos regaló una remera de ella para que la llevemos como recuerdo durante lo que nos resta de viaje. Más tarde salimos a la terminal de buses y regresamos a Barcelona.

Nuestro último almuerzo con Lucas lo hicimos en su departamento y luego nos acompañó a la parada de trenes. Aunque nos veamos poco me quedó una sensación de tranquilidad al verlo tan feliz con su vida y con su pareja quien lo cuida y quiere y además por saber que aunque el tiempo pase seguimos siendo igual de auténticos que hace más de 20 años atrás.

Mas fotos en: www.facebook.com/tonatatatour

5 comentarios:

  1. Ceci, realmente tus relatos son cada vez más emocionantes, ya casi estamos viajando con ustedes.
    Una de las cosas que más me impactaron es lo que podemos llamar "El dilema de Zack".Dejense llevar por el angel blanco que el otro tendrá su parte cuando lleguen al destino fijado.
    Muchos besos y abrazos, sigan adelante que los acompañamos.

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  2. jajjajaj!!! El dilema de Zack!!! Ya tenemos el nombre científico!!!
    Un beso grande!

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  3. Me alegro un monton que lo pasasteis tan bien en Espanya, pa mi es como otra patria :) Especialmente Asturias y Galicia, les tengo muchisimo carinyo! Que bien que os llevaron al monte, tuvisteis un buen guia y seguro que os ensenyo lo mejor :) Espero veros pronto por las latitudes Nordicas! Un abrazo enorrrrrrrrrrrrrrme! Muacks!

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  4. Gracias Emmi por seguirnos!!! Sos una gran amiga! Te queremos mucho!!!

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  5. El dilema de Zack! Asi es! Me encanta como han cambiado mi "Traveler Zack" a un angelito y "Normal-life Zack" a el diablito! A veces me parece q tienen razon! Gran abrazote! Gracias por tu email!

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