miércoles, 14 de noviembre de 2012

Francia, el país del romanticismo...

Toulouse

Llegamos en bus a Toulouse y le llamamos inmediatamente a nuestra amiga Marié, una francesa que conocimos en el norte de Argentina cuando recién comenzábamos el viaje. Apenas hablamos el día que nos encontramos en Iruya me atrajo su energía positiva. Además de ser una atractiva rubia de ojos claros, Marié tiene un espíritu muy rico.

Esa noche tomamos un tecito caliente en su casa y después de ponernos un poco al día nos acostamos a dormir.

Por la mañana desayunamos con una rica baguette que Marié acababa de comprar en la panadería del barrio. Cuando terminamos partimos con el Tata al centro de Toulouse a conocer la ciudad y quedamos para encontrarnos más tarde con nuestra anfitriona.

Toulouse nos pareció una ciudad tranquila y a la vez llena de vida. Las casa de piedra y tejas con sus enredaderas con hojas color rojo y verde nos acompañaron durante todo el paseo. Habíamos llegado a Francia e inevitablemente todo lo que veíamos tenía un toquesito romántico. Ya era el mediodía y nos encontrábamos en la Plaza del Coliseo donde un señor tocaba una enorme caja musical y donde todos los imponentes edificios que rodeaban el lugar formaban un cuadrado donde se erguía la plaza. Nuestros estómagos reclamaban comida asi que fuimos hacia un quiosco a comprar un pedazo de baguete con queso y pollo y algo para tomar. Mientras disfrutábamos del sol otoñal y de nuestro exquisito aperitivo la vimos pasar a Marié y levantamos las manos para que nos viera. Cruzamos un par de palabras y quedamos en vernos en una hora ya que ella iba a visitar a una amiga que vivía cerca.






El llamado de Marié apareció en nuestro celular y fuimos a su encuentro en una crepería de la zona. Ella llegó con su amiga española, Cristina.

Entre risas y anécdotas los cuatro pasamos un hermosísimo momento  mientras almorzamos y después dimos un paseo por la ciudad.

Carcassonne

Nuestro tercer día en Francia lo pasamos en Carcassonne que dentro de su ciudad conserva un castillo amurallado que es la principal atracción del lugar.

Este bello castillo de piedra con sus techos de tejas azules oscuras en forma de cono sobre las diferentes torres impacta realmente a la vista. Caminamos primero por entre medio de las murallas para luego entrar al recinto donde la vida cotidiana de esta vieja ciudadela pasaba desde alrededor del 1200.



Él sol iba pintando de naranja profundo los tejados de las casas aledañadas y las montañas que de lejos se divisaban y el frío comenzaba a aparecer. Fuimos abandonando el castillo para ir directo hacia la estación de trenes que nos devolvería a Toulouse para pasar nuestra última noche con Marié.



Compramos unas pizzas y cenamos en la casa de nuestra amiga y después de hablar y reírnos muchísimo nos fuimos a dormir de prisa ya que al otro día debíamos levantarnos a las siete de la mañana para ir a Avignon.

Chateaurenard

Nos subimos al auto de Jean Marc un francés que nos llevaría hasta Avignon. Nos pusimos en contacto con el a través de una página de internet donde gente que va a viajar a determinado lugares publica su viaje ofreciendo compartir su auto y a cambio los acompañantes pagan una suma de dinero que es muy inferior a cualquier otro medio de transporte. Nuestro piloto no hablaba ni una palabra en castellano y muy poquito de inglés pero el Tata se las ingenió para hablar todo el viaje con el que resultó ser una persona muy simpática, cordial y graciosa.

Después de casi 3 horas de viaje llegamos a Avignon y Jean Marc se despidió afectuosamente de nosotros, sin antes sacarnos una foto con nuestras mochilas. Entramos a la terminal de trenes y llamamos a Jaqueline, la mamá de Aurelia que junto con su novio Nico se alojaron en casa hace unos cuantos meses atrás, para encontrarnos y viajar hasta Chateaurenard.

Unos minutos más tarde nos reunimos con Jaqueline que nos llevaría hasta su casa en Chateaurenard a unos 10Km de Avignon.

Cuando bajamos del auto en la casa de los padres de Aurelia me quedé sorprendida por tan hermoso lugar. Ya estábamos en otoño en Europa y los añejos árboles de la casa comenzaban a teñirse de amarillo. La casa parecía salida de un cuento de hadas y el estar en una zona rural, lejos de la civilización lo hacían aún más delicioso. Atravesamos la puerta principal y en la cocina saludamos a Elie, el papá de Aurelia. Esa cocina era casi mágica y no se podía negar que era digna de una casa de campo. Las hojas de laureles y demás condimentos se secaban en una esquina del lugar mientras que Elie nos mostraba lo grande que le habían crecido los zapallos esa temporada.



Esos días comimos exquisitamente todos los platos con los que Jaqueline nos deleitó. Los franceses tienen la costumbre de tomar un aperitivo antes de cada comida y eso consiste en una copita de alguna bebida alcoholica con algo para picar. El buen vino, el pan y los quesos son infaltables en la mesa de cualquier francés digno de serlo. El queso es tan importante para ellos que hasta te lo sirven como postre en cada comida.

Durante los almuerzos y cenas hablamos mucho con esta simpática pareja. Por suerte Jaquie hablaba bastante el español asi que nos traducíamos un poco y mezclábamos los idiomas para armar frases. Los dos se mostraron muy interesados y entusiasmados de tenernos en su casa y no sólo nos cocinaron si no que se ocuparon de recomendarnos lugares para visitar con sus respectivos mapas.




Avignon

Una mañana Jaquie nos acercó hasta el centro de Avignon para hacer una recorrida. Toda la ciudad se encuentra amurallada y tiene diferentes entradas. Como hasta el siglo XIII el sitio donde vivían los papas era Avignon, esta ciudad cuenta con lujosos edificios y jardines.

Un imponente Palacio Papal nos deslumbró al llegar a una explanada de grandes adoquines grises. Justo al lado se yergue la esplendorosa iglesia de Notre Dame con una fastuosa virgen dorada en la cúpula del edificio.





Seguimos caminando y luego de hacer una subida nos encontramos con un bello jardín, y aunque el día estaba nublado, el verde de las diferentes plantas nos llenaba los ojos. Desde un mirador se puede apreciar el río pintado de color verde con el Puente de Avignon que sólo se conservó hasta la mitad luego de reconstruirlo ciento de veces debido a las crecidas del río.



Caminamos mucho por las callejuelas empedradas de la ciudad y nos deleitamos  con las historias de los antiguos barrios.

Ya estaba oscureciendo y Jaquie nos pasó a buscar en su auto para llevarnos a su casa a cenar.

Marsseille

Otro de los días que estuvimos en casa de Elie y Jaquie compartimos auto con Amandine para ir hasta Marsseille. Ella tenía turno en el médico muy temprano por la mañana y nosotros íbamos a recorrer esta famosa ciudad.

Amandine nos dejó en el puerto de la ciudad y después de despedirnos comenzamos a caminar por el lugar. El día estaba hermoso, un poco frío pero con un sol resplandeciente. Nunca estuve en una ciudad mediterránea pero siempre me atrajeron los paisajes que pude ver en fotos o por televisión. Desde el lugar se podía ver como la ciudad iba cayendo por acantilados hasta llegar al mar azul intenso y miles de barcos, veleros y barcazas se juntaban una al lado de la otra estacionadas en el muelle. Los grandes, imponentes e importantes edificios históricos se ven como se van iluminando a medida que el día avanza en lo alto de la ciudad.



Aunque era un poco caro, lo convencí al Tata de hacer un paseo en barco por algunos puntos de la costa de Marsseille. Asi que cerca del mediodía zarpamos en el tour. Comenzamos viendo algunas islas importantes y en una de ellas se encuentra el castillo donde, en el cuento, estaba cautivo el Conde de Montecristo. El mar estaba bastante picado y como no soy buena para andar en embarcaciones me dio un poco de miedo, pero la majestuosidad de los paisajes me lo hicieron olvidar. Pasamos ante pueblitos pescadores que se desarrollan en el medio de acantilados cerca de la costa que no tienen ni luz ni gas. Las rocas que se cortan abruptamente al llegar a la inmensidad del mar son de color blanco apenas teñidas por la luz solar. Algunos árboles crecen entre las piedras y la hierba verde parece terciopelo a lo lejos. Cada vez que veo paisajes que me alucinan no puedo dejar de imaginar que pensaría algún ser de otro planeta al llegar al nuestro y encontrarse con tan impactante belleza. Tal vez pensaría que se encuentra atrapado en un film de ciencia ficción sin poder entender que es lo que sus ojos están viendo.






Luego del almuerzo caminamos por diferentes parte de la ciudad y terminamos al atardecer en la iglesia de Notre Dame de la Garde en la cima de una montaña donde se puede apreciar toda Marsseille y su inusual esplendor.





A la tarde del día siguiente Elie y Jaquie nos acompañaron hasta la estación de trenes para ir hasta nuestro próximo destino, París. Con un cariñoso abrazo nos despedimos de esos dos encantadores seres que se quedaron esperando que el tren arrancara para darnos el último saludos desde un de las puertas de la estación.

Paris

Como describir a esta destellante, impresionante, avasalladora, innovadora, sorprendente, rebelde y romántica cuidad…

Pocos días teníamos para recorrer París, apenas 3. El primer día nos levantamos temprano, como a las 7 de la mañana, y después del desayuno ya estábamos subidos al subte con dirección Louvre.

Llegamos al museo por la entrada subterránea pero decidimos no entrar ya que para recorrerlo hace falta demasiado tiempo y pensamos que el arte no es para apreciarlo a las corridas. Salimos al exterior del edificio para sorprendernos con su belleza. La mezcla de lo antiguo del palacio con lo moderno de las pirámides de vidrio contrastan a la perfección. La cantidad de detalles que las construcciones antiguas que tienen en París son encantadoras.


Ese día caminamos como locos pasando por el Jardín de Tuileries, la avenida Champs Elysees, el Arco del Triunfo y al final la Torre Eiffel. Es la primera vez que me parece extraño estar en una ciudad casi como si fuera un sueño. El impacto de ver semejante estructura como la de la Torre Eiffel es increíble. Después de verla en documentales y miles de postales e imágenes, estar ahí es de sueños.







Esa misma noche fuimos a un edificio muy alto en la ciudad a deleitarnos con la más hermosa vista panorámica. Todas las calles y edificios estaban perfectamente iluminados y la ciudad de la luz nos saludó por primera vez. Al bajar hicimos una caminata un poco larga hasta el Louvre para apreciarlo de noche y después volvimos al hotel para descansar.




Al siguiente día fuimos la barrio Montmartre, el barrio donde se filmó Amelie. La energía del lugar es muy bohemia y se pude ver el arte por todas las calles del lugar. En esa misma zona se encuentra el Moulin Rouge que sólo vimos desde afuera porque la entrada era demasiado cara para nuestro presupuesto. Ese día también vimos la Catedral de Notre Dame de París y llegando al atardecer caminamos por la orilla del río Sena pasando por un puente donde los enamorados colocan candados con sus nombres pintados. Cerca de las siete de la tarde teníamos un encuentro con nuestros compatriotas argentinos en la embajada para expresarnos en contra del actual gobierno que para muchos nos parece casi una dictadura. El encuentro fue emocionante y tuve que contener mis lágrimas al entonar el himno argentino.





Nuestro último día de recorrida en París la pasamos caminando de acá para allá. Estuvimos en el barrio latino, la iglesia de Saint Germain y los jardines de Luxemburgo.

Aunque llegó la época fría en el viaje, el paisaje otoñal con las hojas amarillentas en Francia es excepcional y definitivamente ha renovado nuestras ganas de seguir viajando y viviendo nuevas experiencias emocionantes.

En varios momentos del viaje he mirado a mi lado y al ver la cara de mi compañero de aventuras y de vida, el Tata,  me he puesto a pensar en lo mucho que hemos recorrido juntos. Y aunque por algunos momentos no ha sido fácil, las carcajadas, sonrisas, charlas y experiencias compartidas inundan de alegría mis recuerdos junto a él.

Mas fotos en: www.facebook.com/tonatatatour


4 comentarios:

  1. Hermoso relato, parece que lo estoy escribiendo yo.En pocos dias pisare junto a mi marido por primera vez, suelos Europeos.

    Saludos desde Buenos Aires
    Paula

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    1. Muchas gracias Pau por escribirnos! Vas a disfrutar muchísimo Europa! Para lo que necesiten nos pueden contactar.
      Un abrazo!!

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  2. Queso y vinos, queso y vinos.Toda Francia será muy bonita pero,que quesos,que vinos ¡que paraiso!Envienle mis afectuosos saludos a Elie y Jaquie, en una de esas ligo algo de queso y vinos
    El relato muy bonito como siempre.
    besos a los dos.

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